miércoles, 28 de julio de 2010

Extroscopía 96

Invoco nubes drogadas.
Desde el humo que sale por mi boca, hasta el parpadeo largo e intenso que me conecta con el invierno robado presente.
Invoco el miedo, el sentimiento imperecedero y pusilánime del que soy constantemente víctima.
Desde la punta de mis dedos hasta el latido expresado en sangre, al costado de mi cuello tibio.
Invoco la sonrisa, los dientes gruñiendo, la tensa quijada.
Desde los pasos callejeros friolentos hasta mis mejillas congeladas cortando el viento.
Invoco la tentación vengativa, el entumecido mounstruo de mis entrañas. Invoco la enajenación disfrutada, la soledad a media luz, la alegría maquiavélica.
Desde la pantalla brillante que tengo en frente hasta el ínfimo corto circuito de mi infantil regreso.

No hay comentarios:

Publicar un comentario