viernes, 30 de abril de 2010

Extroscopía 52

11 años.
Riendo, sobre unas rocas en la playa. Saltando con las manos en los bolsillos, atolodrados pasos infantiles.
Sus ojos miran fijo a las nubes, al sol. Se pregunta quien es, cual es su razón.
Le toman una fotografía, el cielo está amarillo.
El se mueve en un tunel de tiempo, en la enredada, angustiada y más pura mente de niñez.
15 años.
Sale en la noche a caminar de casualidad.
Se equivocó de calle. Está un poco perdido. Un descuido. Está un poco asustado, se siente un poco más fuerte. No sabe. Extraña el miedo, pero le agrada sentirse diferente.
El frío de la noche le congela los pensamientos que distorcionan su mundo.
El viento helado roza sus mejillas. Se delinean sus ojos con una infinita melancolía.
17 años.
Epicentro del cambio. Caos. Ruidos, acordes, sensaciones y ganas de experimentar algo.
Su sonrisa aun despierta a veces, como un vestigio de la parte de él que nunca se fue. Aun sus ojos brillan de vez en cuando. Aún es un niño.
Ahora.
Una sombra, un silencio... Descontento. Infeliz. Drogado y autodestructivo. Feliz e inconsciente.

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