domingo, 1 de agosto de 2010

Extroscopía 98

Parezco un loco, grisaseas pupilas, enegrecidos mis pensamientos.
Soy como un hombre que no existe, que deambula, que desaparece sin darse cuenta.
No siento mis manos, a veces tampoco las veo.
Me instalo en diversos cuerpos, traspaso a través de los congelados labios que ahora son mordidos, todo el vaho de mi recuerdo.

Soy un ente triste, entorpecido por mis pasos erráticos.
Viajo con el viento, paseo por las calles desoladas en las mejores horas del día.
Me como al universo, me como a mí mismo. Me arruino de a poco, tengo arrugas en los párpados, el aliento rasposo, los dientes bronceados.

Visitante de estos dedos, pasajero de estas conexiones que permiten el desenlace de mi hitoria mrchita.
Soy un ocupante que a propósito ha traspasado la piel de gallina de quien escribe, soy un interrumpidor de rutinas.
Me he instalado conforme, en este cuerpo congelado. Me he instalado en esta muchacha que obedece sin preguntas, que anota mi dictado, que permite que mi última voluntad acabada sea impresa, ectoplasma derramado en las puntas de los dedos de quien está tras esta pantalla.

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