sábado, 5 de junio de 2010

Extroscopía 66

Sé que estás ahí.
Puedo percibir tus latidos disminuidos, pero sé que estás ahí y no quiero que te mueras.
Escúchame desde el lugar inhóspito en donde te has quedado y regresa.
Adivino tus ojos detrás de las escamas, distingo el brillo de tus pupilas.
Sé que estás ahí detrás de ese manojo de cuerdas milagrosas, le pido a algún dios que me asista.
Puedo sentir la tibieza del compás de tu vida, sé que aún respiras. No quiero que te desvanezcas.
Deja que el viento se lleve la hiedra que ha crecido en tus labios, el moho que surge de tu cabello aún aferrado al craneo y el polvo acumulado en tus pestañas.
Sé que estás ahí, puedo olerte, sentirte, adivinarte casi por concurso detrás de una puerta malograda.
Sé que estás ahí, puedo verte si cierro los ojos. No te niegues de nuevo. No te mueras todavía.
Eres tú aun.

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