domingo, 30 de mayo de 2010

Extroscopía 63

Todo lo que veo está matándome.
Todo lo que siento y me arranca sonrisas está haciendo ruido en mi pecho.
Todo lo que sueño y digo.
Todo lo que oculto y disfruto.
Todo está acabando conmigo, de una buena manera. Una muerte feliz, una dulce entrega.
Se extinguen mis visiones futuristas, se apagan los fuegos de ira, me sumo en la oscuridad pausada de no saber que hacer, en la incertidumbre de no tener nada y seguir sintiéndome feliz.
Se difuminan los sueños burdos, mi energía se enaltece en el momento, me elevo a mil pies de altura, contemplo como el sol es capaz de dejar de reflejarse en tus pupilas en sólo cinco minutos.
Me estoy muriendo, de la mejor manera que imagine. Me estoy ahogando en el elixir de lo que debe ser un buen momento.
Me estoy desvaneciendo en la periferia de mi conciencia, en la punta de tus dedos...
Ardo y me convierto en cenizas.
Casi atravieso con éxito el círculo de fuego de tus más profundos cráteres.

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