sábado, 13 de marzo de 2010

Extroscopía 41

Él cortó sus venas para verse sobrio y más calmado.
Sus labios inertes blanquearon la noche.
Se desangró, y lo admito, no quise evitarlo, me tentaba su piel sin color.
Sus ojos rojos, ahora están negros, más no perdieron profundidad.
Te tengo en mis manos, pequeño hombre muerto. Considerate cadaver de mi propiedad.
No me arrebatas más aire, no puedes respirar.
Tengo intacta mi energia y tu saliva muerta bordea aún mis labios.
Me sirves ahora, que estás muerto.
Te tengo ahora, manojo de huesos, desmembrado ente en la oscuridad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario