lunes, 25 de enero de 2010

Extroscopía 37

Un capitán genial, rey de mis cortinas, magna es su soberanía ante mis sábanas.
Nubes de oro, doradas como la miel, burbujeantes y gaseosas como una cerveza recién abierta.
Y no puedo evitar sentirme envuelta en la oscuridad de su pelo, la oscuridad atormentada de su alma y sus credos inconclusos sobre la vida, la muerte, el trance, el peligro y el placer.
Vivo encerrada y al mismo tiempo a la deriva, entre el romantisismo antiguo que se apodera de mis momentos livianos y enajenados y la rabia pura y natural que me provoca el verme en el suelo, lastimada y sonriente. Masoquismo. Comiquísimo. Delicioso. Perturbado. Atrasado. Brisas tibias de antaño.

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