lunes, 2 de noviembre de 2009

Extroscopía 30

El ocioso acceso a la mente de un sujeto al azar me ha dejado atónita.
El correr de su sangre, caudal intranquilo, energía que en mi es ausencia... me ha dejado imparcial.
Imparcial ante las pestañas que han de entibiar su sueño, imparcial ante los juicios que han de establecer sus manos... Imaparcial, malditamente imparcial.
Se me cellaron los labios ante su sorpresiva visita.
-Otro trotamundos en mi edificio- creí decir en voz baja.
-Un nuevo amanecer para mí, que me hallaba muerto- sentenció su silencio.

Y habrán pasado a penas unos minutos, que se reproducen en mi cabeza como si fuese un siglo. Y nos hemos contado nuestras vidas, a través de un esbozo de sonrisas.
Y me he despertado contenta, con el sol perforándome los párpados.

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