domingo, 4 de octubre de 2009

Extroscopía 24

Me voy para alimentar a niños flamélicos. Me voy a bordear las costas.
Me voy contenta, entre las salsas improvisadas de mis recetas semanales, me voy con los rojos colores de un momento del día que no se ha inventado.
Me voy a ser abono para los árboles, ancestros del bosque, leña con historia.
Me voy a ser parte del polvo que cubre las botas de quien me entierre, que sube con el viento y se arremolina en las mentes brillantes de nuestro tiempo.
Me voy a transformar la esencia en recuerdo, lo terrible en maravilloso, las mañanas en eternos pedazos de inconsciencia.
Me voy con mis letras y mi música callada, mis cuadernos y mis dedos temblorosos, me voy con el dolor de mis días y la sonrisa pintada.
Me voy con las uñas enterradas en lo infinito de este mundo, enclaustrada voluntaria en una existencia circular llena de matices e incongruencias.

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